Thursday, September 6, 2012

A los católicos les importa. Los católicos votan: Es un asunto de conciencia


Por Don Clemmer
"No les decimos por quien votar.  ¡Es que no queremos decirles por quien votar!”  
Eso es lo que expresó un obispo del Medio Oeste de los Estados Unidos luego de una reunión de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) en Baltimore, en Noviembre del 2007.  En esa reunión los obispos habían aprobado abrumadoramente el documento Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles que trata sobre la responsabilidad política.  Su comentario refleja que el documento es, en el fondo, una llamada a los católicos a involucrarse en el proceso político, y no una guía para votar. También refleja la práctica de la iglesia de no patrocinar a ningún partido político ni a ningún candidato.  
Por supuesto que esto no elimina completamente a la Iglesia de la arena política.  Una persona tendría que vivir en un bunker de concreto para no darse cuenta de que los obispos tienen muchas posiciones en cuestiones políticas y en líneas de conductas públicas, desde batallas sobre la libertad religiosa y la definición del matrimonio, a abogar perennemente en contra del aborto, así como por la reforma migratoria y la paz en el Oriente Medio.  Sin duda alguna, los obispos deben tener una noción sobre cuales asuntos deben ser importantes para los católicos cuando van a ejercer el voto. 
Y claro que la tienen,  pero también reconocen que el voto es una elección moral, y que la responsabilidad de esa elección a la larga recae sobre el individuo. Para ayudar a los votantes católicos en esta tarea, el documento Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles hace énfasis en dos principios: una conciencia bien formada, y la virtud de la prudencia. 
Los obispos están prontos a señalar que la conciencia no es un regalo, como se podría creer que es.  No es “algo que nos permite justificar cualquier cosa que queramos hacer, ni tampoco es un “sentimiento” acerca de lo que deberíamos o no hacer.  La conciencia es “la voz de Dios que resuena en el corazón humano” (no hay ninguna intimidación en esto), algo que “siempre requiere tratar de hacer juicios morales sólidos ". 
Para ser un ciudadano fiel se requiere una conciencia bien formada.  Este concepto es tan básico en las enseñanzas de la Iglesia que los obispos lo utilizan en el título del documento.  Formar la conciencia personal es un proceso que siempre está ocurriendo, y que se realiza con la ayuda de la lectura de las Sagradas Escrituras, reflexionando sobre las enseñanzas de la Iglesia, estudiando temas y, por supuesto, orando.  
La prudencia es la virtud que permite a las personas discernir lo que es correcto para luego actuar en situaciones específicas de la vida diaria.  Al igual que una conciencia bien formada, esto conlleva  a algunas advertencias.  Por ejemplo, los católicos deben saber que existen modos moralmente inaceptables de alcanzar objetivos morales (por ejemplo, el fin no justifica los medios).  Los obispos reconocen sin reparos que hay diferentes maneras de responder a los diversos problemas sociales, pero también expresan que nadie está excusado de ayudar a construir un mundo más justo y pacífico. 
De forma enérgica, los obispos también apuntan que siempre se deben rechazar algunos actos intrínsecamente malos, como son por ejemplo el aborto y el racismo.
Y luego está el hecho de que en su esencia, ejercer el voto es el acto moral más imperfecto que las personas pueden realizar dentro del proceso político.  El principio de certeza moral está resumido en esos turbios y desconfiables seres llamados candidatos, que son propensos a contradecirse, y que están influenciados por la opinión pública.  El votante tampoco se puede dar el lujo de decir, "Voy a tomar las posiciones del Candidato A con relación a la  vida humana,  y las posiciones del Candidato B sobre la dignidad humana".  
Enfrentados con todo esto, sería difícil culpar a los obispos si alzan sus brazos y dicen a los laicos católicos: “¡resuélvanlo ustedes!”  La verdad no significa renunciar a la responsabilidad, sino reconocerla.  
Hacer uso de la conciencia y de la prudencia en el proceso político envía el mensaje de que los obispos toman en serio a los fieles católicos de los Estados Unidos al darles este reto.  También  reconocen que los católicos juegan un papel único en la continuada interacción de la Iglesia y la sociedad, y que nadie, ni siquiera los obispos, lo pueden hacer por ellos.

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