Wednesday, September 5, 2012

A los católicos les importa. Los católicos votan: Desenredando el nudo internacional


Por Don Clemmer
A veces es mejor consultar con un experto.

Sea una cañería rota, una computadora que no responde, o los retos a la paz y la estabilidad internacional, algunos problemas requieren de la ayuda de un experto.  Por ejemplo, los obispos de los Estados Unidos describen este tercer punto como algo que está relacionado con "guerra, terror y violencia, lo que plantea situaciones morales serias en el empleo de la fuerza y los costos humanos y morales en un mundo peligroso, particularmente con la ausencia de justicia, seguridad y paz en Tierra Santa y por todo el Medio Oriente".

Los obispos mencionan este tema de la política internacional como una de las seis áreas en su documento Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles, por la que los católicos deberían estar preocupados mientras se preparan para cumplir con sus obligaciones políticas.  El problema con esta área es que es tan turbia y está tan enredada con la política, la historia, la cultura y las realidades, y que cambian continuamente en las noticias de las 6 que, para muchos católicos, el asunto es primero entender las cuestiones antes de poderse preocupar por ellas.  Afortunadamente, la Iglesia tiene expertos que pueden ayudar a los católicos a enfrentarse con estas situaciones.

Stephen Colecchi, director de Paz y Justicia Internacional (International Justice and Peace) de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, ha viajado mucho, escrito diferentes artículos y preparado recursos para parroquias, habiendo reconocido su labor el Papa Juan Pablo II. Colecchi apunta que las preocupaciones de los obispos sobre asuntos internacionales son amplias, y que el enfoque práctico sería abordar el “menor número posible de estos asuntos”, haciéndolo desde un punto de vista católico que propugne una asistencia internacional de servicio a la vida y enfocado a la pobreza.

Colecchi ha dicho que "el Papa Benedicto, en su Mensaje en el Día Mundial de la Paz del 2009 expresó que luchar contra la pobreza es construir la paz”.  "Una ayuda internacional efectiva no solo salva y protege las vidas de millones de personas vulnerables alrededor del mundo, sino que también pone de manifiesto nuestros valores como nación, y es un requisito para ser un líder global".

Colecchi anota que esa ayuda internacional beneficia también a los norteamericanos.

"Mejora la seguridad y la estabilidad global y contribuye a nuestra propia seguridad”, dice Colecchi.
Contrario a los malentendidos populares, la asistencia internacional destinada a la pobreza representa menos del 1 porciento del presupuesto federal, y los recortes descuidados podrían costar vidas y no harían un impacto significativo sobre la importante meta de reducir los déficits.  En muchos países pobres la Iglesia Católica y las organizaciones religiosas se asocian al gobierno de los Estados Unidos para ofrecer asistencia.  La gente local confía en la Iglesia por tener una amplia presencia en muchos países subdesarrollados".

Colecchi también ve a la guerra como un asunto directamente relacionado con la pobreza y la ayuda internacional. 

"La guerra y la violencia acaban con vidas inocentes y aumentan la pobreza",  explica Colecchi. "De cierto modo, la guerra es desarrollo humano pero a la inversa.  Destruye vidas y sustento, y con frecuencia deja a las personas sin hogar y en una mayor pobreza.  Por ejemplo, millones de personas en el Sudán, Irak y Colombia son desplazadas de sus hogares por conflictos.  Como católicos, estamos llamados a ser pacificadores. Podemos y deberíamos urgir al gobierno a trabajar por la paz y asistir a personas y refugiados desplazados".

En cuanto al Medio Oriente específicamente, Colecchi expresa que la Iglesia Católica, bajo la dirección del Vaticano, ha trabajado por décadas por la paz en la Tierra Santa, y los obispos han urgido una enérgica dirección de los Estados Unidos para que haya una solución a los dos estados, reconociendo y protegiendo a Israel, y viviendo en paz junto a un estado Palestino viable e independiente.  Esto, por supuesto, conlleva algunos requisitos.

"Las sociedades pacíficas están establecidas en base al respeto a los derechos humanos y la libertad religiosa", dices Colecchi, "pero en muchos países las minorías religiosas son discriminadas y hasta perseguidas".

Mientras los católicos tratan de incorporar todos estos asuntos a sus responsabilidades políticas, Colecchi dice que hay algunas preguntas claves que pueden ofrecer una guía. "Por ejemplo,  ¿Contempla el candidato la asistencia internacional encauzada hacia la pobreza como una forma de salvar vidas y hacer del mundo y la nación lugares más seguros?  ¿Considera el candidato trabajar por la paz y sólo utilizar la fuerza como último recurso para mantener el concepto de guerra justa?  ¿Promoverá, el o ella, la libertad religiosa en la política extranjera de los Estados Unidos?  ¿Valora el candidato la asociación con organizaciones religiosas, y apoyará las cláusulas de conciencia y otras prestaciones que permitan a estas asociaciones funcionar?"  En resumen,  "¿apoyará el candidato políticas y programas que protejan la vida humana y la dignidad?"

Con estas guías, todos los católicos están capacitados para tomar decisiones sobre asuntos internacionales en el tiempo de elecciones y durante todo el año.

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