Monday, November 5, 2012

Los Cincuenta Años Del Concilio: El Vaticano II y las Comunicaciones: Hablándole al Mundo
 

Bienvenidos a una de las series de los blogs sobre el Concilio Vaticano II. Cada nota examina uno de los 16 documentos producidos por los Padres del Concilio durante esa ocasión extraordinaria en la historia de la Iglesia. El Vaticano II, que unificó a los obispos del mundo, se fundó hace cincuenta años, el 11 de Octubre de 1962, en la Basílica de San Pedro.

(Photo courtesy of Catholic News Service)

 
 
La primera decisión con la que los Padres del Concilio Vaticano Segundo se enfrentaron fue la de limitarse solamente a asuntos internos de la Iglesia, como por ejemplo a la Liturgia, o ampliar su misión e incluir lo que atañe al mundo entero.  Escogieron esto último y optaron por incluir, como parte de los temas del Concilio, el gigantesco tema de las comunicaciones sociales. Los Padres del Concilio dijeron que habían decidido hablar sobre las comunicaciones sociales para promover “no sólo el bienestar espiritual de los cristianos, sino también el progreso de toda la humanidad”.

El decreto Inter Mirifica sobre las comunicaciones sociales, toma su nombre de las primeras palabras del documento en su versión en latín (que es la versión oficial), y que significa “entre los magníficos.” El documento reconoce el maravilloso poder de las comunicaciones en hacer el bien o el mal, y proclama su potencial, desde elevar el espíritu de la persona por medio de las artes, o mantenerlo informado por los medios noticiosos, así como proveerlo de las herramientas necesarias para la educación religiosa.

Debido a la gran expansión en los medios de comunicación desde que el documento fue publicado en 1963, el mensaje, aunque corto fue profético.  Habla de “la prensa, el cine, la radio, la televisión y todo lo relacionado con esto” y “todo lo relacionado con esto” incluye el Internet, Twitter, Facebook, YouTube, Pinterest, y cualquier otro tipo de comunicación que esté ya en el horizonte o por venir en un futuro.

Inter Mirifica  hablaba del sentido de moralidad que debe guiar el uso de las comunicaciones. Decía también que las personas tienen “el derecho” a la información, y que las noticias que se comunican “deberían siempre ser veraces y completas, dentro de los límites de la justicia y la caridad”,  y que la forma en que se comunican las noticias “debe ser correctas y decentes”.  El Concilio explicó que “tanto en la búsqueda de noticias como en reportarlas debe existir un respeto total por las leyes de la moral y por los derechos y la dignidad legítima del hombre”.   Hacía también un llamamiento a las autoridades para que garantizaran la libertad de información, describiéndola como “una libertad que es totalmente necesaria para el bienestar de la sociedad contemporánea, especialmente cuando se trata de la libertad de prensa”.   Estas palabras conservan actualidad hoy cuando el mundo de las noticias se enfrenta a todo, desde escuchas telefónicas hasta manipulaciones de imágenes.

Inter Mirifica también señalaba el papel de otros medios de comunicación como son las películas y el teatro para ayudar a las personas a entender lo que es el mal, y así “revelar y glorificar las inmensas dimensiones de la verdad y la bondad”.  El decreto hacía un llamamiento a “restringir la moral” en esas presentaciones “no fuera a ser que hicieran daño en vez de beneficiar las almas”.  Ofrecía a los productores una guía para tomar decisiones sobre cuanta violencia se necesita para ilustrar un conflicto, o cuanta intimidad sexual se debe mostrar para enfatizar unas relaciones.

Los Padres del Concilio pidieron a las autoridades de la Iglesia que desarrollaran comunicaciones de calidad dentro de su entorno.  Comentaba sobre las comunicaciones noticiosas, y decía que “se ha de promover una buena prensa”, y que debe involucrar a los dirigentes de la Iglesia y al laicado.  Urgía también a la Iglesia a formar a “críticos de piezas literarias, películas, radio, televisión y demás” para que “situaran las cuestiones morales en un contexto apropiado”.

En el Vaticano Inter Mirifica pidió el desarrollo de dos cuestiones específicas para mejorar los medios de comunicación masivos.  La primera era establecer el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, la oficina en el Vaticano que más tarde, en 1971, desarrollaría la base de instrucciones pastorales conocida como  Communio et Progressio (Comunión y Progreso) que trata sobre las relaciones con los medios de comunicación públicos; y también la Aetatis Novae (Al llegar la Nueva Era), del 1992,  que evalúa los retos consustanciales que presenta el desarrollo moderno de las comunicaciones.  Inter Mirifica también pedía que todos los años se celebrara un Día Mundial de las Comunicaciones, que recordaría  a las iglesias celebrar las comunicaciones en sus localidades.  Desde entonces, el Vaticano ha utilizado esta ocasión para desarrollar tópicos de actualidad como son la ética en la publicidad, la pornografía y la era digital.

Inter Mirifica  presentó un reto que aún encara la Iglesia al reconocer la dificultad y los costos necesarios para ofrecer comunicaciones de calidad, pero declaró también que este trabajo es imperativo ya que es un asunto sobre la espiritualidad de la humanidad.

Los Padres del Concilio apuntaron que “es bastante indecoroso para los hijos de la Iglesia que por inercia permitan que el mensaje de salvación se frustre o detenga por toparnos con demoras técnicas o por gastos, por muy grandes que estos sean, y que son intrínsecos a las comunicaciones”.  Todavía  hoy tenemos este reto.

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John Wester es Obispo de Salt Lake City, y preside el Comité de Comunicaciones de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

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