Thursday, December 6, 2012

Madre de todos los habitantes de Una América


Por Alejandro Aguilera-Titus

En enero de 1999, el Papa Juan Pablo II promulgó el 12 de diciembre como día de fiesta para la Iglesia de todo el Continente Americano. El Santo Padre también habló de Nuestra Señora de Guadalupe como la Estrella de la Primera y Nueva Evangelización y  confió a su cuidado el futuro del continente, durante la solemne celebración Eucarística que marcó la conclusión del Sínodo de América en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Ciudad de México.

Como mexicano presente en aquella memorable ocasión, me sentí profundamente conmovido por las palabras del Santo Padre. También estaba intrigado por la oración del Papa confiando el futuro del continente al cuidado de la Morenita del Tepeyac. Recuerdo que me pregunté a mí mismo: ¿Cuál es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe hoy?

La primera evangelización tuvo lugar hace casi quinientos años en medio de un encuentro cultural y racial. Fue entonces cuando María de Guadalupe apareció en el Nuevo Mundo para afirmar la dignidad de todas las razas y culturas que formarían un nuevo pueblo: un pueblo nacido de la sangre de amerindios americanos, europeos y, más tarde, africanos. Este extraordinario encuentro se describe en un poema escrito en 1978 durante el Segundo Encuentro Nacional para el Ministerio Hispano:

"Es así que fuimos lo que ahora somos. Hijos de Indio, Negro y Español [europeo] unidos todos en un gran Amor; un pueblo diverso que junto el Señor. Es así que fuimos lo que ahora somos”.

A principios del siglo XXI vivimos en un mundo globalizado en el que un nuevo encuentro de culturas está ocurriendo. La constante movilidad humana, la interacción cultural e incluso matrimonios interraciales, poco a poco están concibiendo un nuevo pueblo americano, especialmente aquí en Estados Unidos. Las palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego resuenan en nuestros corazones hoy, tanto como lo hicieron hace mucho tiempo atrás. Sus palabras definen con una claridad asombrosa el mensaje unificador de Dios, los destinatarios y la misión a llevar a cabo para que todos puedan sentirse como en casa en la Iglesia.

“Quiero mucho y deseo vivamente que en este lugar me levanten mi ermita. En ella mostraré y daré a las gentes todo mi amor, mi compasión, mi ayuda y mi defensa. Porque yo soy la Madre misericordiosa, de ti, y de todas las naciones que viven en esta tierra, que me amen, que me hablen, que me busquen y en mi confíen. Allí he de oír sus lamentos y remediar y curar todas sus miserias, penas y dolores."

Es en este contexto que podemos entender por qué la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe se está convirtiendo en una celebración litúrgica que congrega a fieles de diferentes culturas y razas en una comunidad de fe, una parroquia, tiernamente unidos por la Madre del Verdadero Dios. Los por-nacer también están bajo la protección amorosa de Nuestra Señora de Guadalupe: la Madona Embarazada, la Patrona de los Por-nacer.

“…No se turbe tu rostro ni tu corazón […] ¿Acaso no soy yo aquí tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y mi resguardo? ¿Acaso no soy yo tu fuente de vida? ¿No estás acaso en el hueco de mi mando, en donde cruzo mis brazos?...”

Este es sin duda un mensaje de Adviento que anuncia, con un sentido de urgencia, la venida de nuestro Salvador, el cumplimiento de las promesas de Dios sembrando consuelo y alegría. Es también, sin duda, un mensaje que describe el corazón de la Nueva Evangelización y nuestro continuo anhelo de sentirnos en casa en la presencia de Dios.
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Alejandro Aguilera-Titus es Director Asistente del Subcomité de Asuntos Hispanos para el Secretariado de Diversidad Cultural de USCCB.

 

 

 

 

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