Los obispos de los Estados Unidos recientemente aprobaron la traducción al inglés de textos litúrgicos utilizados para la bendición del Lazo y Velo, y la entrega de las monedas o “arras,” tradiciones que son populares en bodas en América Latina y entre hispanos en los Estados Unidos. Esto significa que esas adaptaciones que ahora son realizadas en español a petición, también podrán realizarse en ingles si la pareja lo solicita.
Esas costumbres que se practican principalmente en México, Centroamérica y algunos países suramericanos, son parte de nuestra identificación cultural hispana y otra manera de expresar nuestra fe católica.
Si usted va a una boda entre hispanos, frecuentemente vera algunas o todas estas adaptaciones. La pareja comparte la entrega de las monedas o “arras” mientras expresan verbalmente su promesa de cuidar del hogar y proveer para la familia.
El Lazo simboliza la nueva unión a través del Sacramento del Santo Matrimonio. Este es frecuentemente incorporado después del rito del matrimonio. Los padrinos o el Best Man y Maid of Honor colocan un rosario de doble vuelta sobre los hombros de la pareja, luego el sacerdote dice una oración invitándoles a seguir y reflexionar sobre el ejemplo de la Sagrada Familia. Si la adaptación del Velo también se incluye, entonces se coloca una parte del velo que cae sobre los hombros del esposo y este es sostenido con el Lazo. El Velo que lleva puesto la novia representa la castidad y extender el velo para cubrir los hombros del novio representa el llamado en común a tener un matrimonio casto y puro.
Para mi boda, yo deseaba incluir la tradición del Lazo, y le expliqué al sacerdote y a mi entonces futuro esposo, que practicar esta tradición era una forma de expresar mi herencia hispana, mi devoción por la Virgen Maria, y lo consideraba una linda forma de visualizar el lazo que se comenzaba a formar entre nosotros como pareja. Esa tradición también tenía un significado especial para mi madre y mi tía que también crecieron apreciando esas tradiciones.
Varios de nuestros invitados que no eran hispanos, además de mi esposo y sus familiares, desconocían esas tradiciones, sin embargo expresaron admiración y preguntaban más al respecto. Ellos también hubiesen querido haber entendido mejor las oraciones, pues la bendición fue hecha en español.
Las traducciones de estas tradiciones culturales serán de gran ayuda para parejas en las que uno de los integrantes no es de origen hispano. También beneficiará a personas de origen hispano que no hablan español y quieren incluirlos en la ceremonia de la boda.
Estas nuevas traducciones también demuestran que los obispos están poniendo atención a nuestras necesidades y aprecian nuestras contribuciones culturales a la sociedad.
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