Wednesday, October 24, 2012

Los Cincuenta Años Del Concilio: Buscando la Unidad Cristiana


Bienvenidos a una de las series de los blogs sobre el Concilio Vaticano II. Cada nota examina uno de los 16 documentos producidos por los Padres del Concilio durante esa ocasión extraordinaria en la historia de la Iglesia. El Vaticano II, que unificó a los obispos del mundo, se fundó hace cincuenta años, el 11 de Octubre de 1962, en la Basílica de San Pedro.

(Photo courtesty of Catholic News Service)


Cuando yo era un niño los católicos no entraban en iglesias protestantes u ortodoxas, y no orábamos juntos excepto cuando hacíamos una oración en algún evento público. 

Pero ahora, 50 años después del Concilio Vaticano Segundo, oramos juntos con regularidad. En esta forma de “ecumenismo espiritual” se centra nuestro movimiento hacia una unidad cristiana.

Con el Decreto del Concilio sobre el Ecumenismo (1964) Unitatis Redintegratio [Restableciendo la Unidad], se abrieron las puertas de la Iglesia.  El Concilio exhortó  “a todos los fieles católicos a que… cooperen diligentemente en la empresa ecuménica”.  [#4 del Decreto].

De esta forma comenzamos a construir relaciones de confianza y de perdón con nuestros hermanos protestantes y ortodoxos; y nos hicimos amigos.  Comenzamos a ver juntos y con honestidad, los temas que nos dividen.  El Concilio nos urgía a evitar “todos los intentos de eliminar palabras, juicios y actos que no sean conformes, según justicia y verdad, a la condición de los hermanos separados…” [#4]

Entonces nuestra actitud en diálogos formales y en conversaciones informales cambió, de  mutua desconfianza y algunas exageraciones, a la búsqueda honesta de los hechos y las verdades del pasado.  Con frecuencia las diferencias que se advertían procedían de ideas preconcebidas y de impresiones de tiempos pasados, y no de divisiones profundas.

Al restablecer las relaciones, éstas nos llevaron a colaboraciones prácticas. Hoy el almacén de distribución de alimentos local, o nuestros comedores de beneficencia, son con frecuencia atendidos por una coalición ecuménica de iglesias. Muchas veces coordinamos esfuerzos internacionales para
ayudar a los necesitados y así ser más efectivos.

A nivel local vemos que hay grupos de estudio de la Biblia en las parroquias católicas.  Estos no existían durante mi juventud.  Vemos que muchas iglesias protestantes celebran la Cena del Señor todos los domingos.  Los protestantes han compartido con los católicos su amor a la Biblia; y los católicos han compartido con los protestantes su amor a los sacramentos.

Tanto el Vaticano como la Conferencia de Obispos  Católicos de los Estados Unidos participan en diálogos académicos con amigos y colegas protestantes y ortodoxos. “Por medio de este diálogo, todos adquieren un conocimiento más auténtico y un aprecio más justo de la doctrina y de la vida de cada comunión”. [#4]

Uno de los  resultados de estos diálogos fue la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación que es una declaración cuidadosamente escrita sobre la esencia teológica de la Reforma Luterana.  Esta declaración fue acordada en 1999 por la Federación Luterana Mundial y el Vaticano.  Su afirmación central era: “Juntos confesamos: “Solo por gracia mediante la fe en Cristo y su obra salvífica y no por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo que renueva nuestros corazones, capacitándonos y llamándonos a buenas obras” [#15 de la Declaración].  En el 2006, el Consejo Metodista Mundial firmó la Declaración.

Recientemente los representantes de muchas Iglesias ortodoxas y de la Santa Sede firmaron el Documento de Ravenna.  Esta declaración tan poco conocida sobre la naturaleza sacramental de la Iglesia y sus implicaciones en la vida y la autoridad de la Iglesia – local, regional y universal – fue un avance con implicaciones significativas para la unidad de los cristianos occidentales y orientales.

Indiscutiblemente que todavía hay otras “maneras de proceder” y esto es un reto para todos los cristianos.  Solo estamos comenzando a tratar, de forma ecuménica, algunos de los asuntos “calientes” de la moral de nuestros tiempos, como son las interrogantes de la moralidad sexual. 

Aunque estamos esencialmente de acuerdo en muchos asuntos de la moral, necesitamos ahondar más aún sobre las causas de nuestras divergencias.

La tarea del ecumenismo es lenta pero constante.  Estamos tocando las bases profundas de nuestras vidas. Somos lentos en adaptarnos al cambio, aunque este sea para mejorar.
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El Obispo Denis Madden es el Presidente del Comité sobre Asuntos Ecuménicos e Interreligiosos de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

 

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