(Note: this is the Spanish version of yesterday’s posting “Raíces y Alas: Thinking and walking with their shepherds” by Mar Muñoz-Visoso)
Esta semana se realiza en Chicago el congreso nacional católico hispano “Raíces y Alas 2010” [http://www.ncchm.org/]. El congreso está organizado por el National Catholic Council for Hispanic Ministry (NCCHM), una organización nacional que aglutina a más de cincuenta estructuras, organizaciones y movimientos nacionales y regionales. La agenda de la reunión es ambiciosa: “recrear y reconstruir la visión nacional para el ministerio hispano”. El congreso ha sido convocado en colaboración con el Secretariado de Diversidad Cultural en la Iglesia de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).
Aunque el congreso está dirigido principalmente a líderes en el ministerio hispano, también acudirán representantes de entidades educativas, universidades, congregaciones religiosas y otras instituciones católicas estadounidenses “en reconocimiento de que cualquier aspecto del ministerio de la Iglesia afecta a la población hispana…de la misma manera [que] cualquier actividad de la comunidad católica hispana se entiende como una actividad de la Iglesia Católica.”
En total, se espera a más de 500 participantes.
Los objetivos planeados para la reunión son la “celebración”, la “reflexión” teológica y pastoral “de la realidad actual del ministerio hispano en Estados Unidos” y “una mirada hacia el futuro con proyecciones concretas para acciones ministeriales”.
Ha de notarse que la agenda de la reunión — esta reflexión sobre la realidad de los hispanos católicos en Estados Unidos — estará basada en las cinco prioridades actuales de los obispos estadounidenses:
· Matrimonio (aunque, como era de esperar, los latinos han ampliado la reflexión a la “Familia”)
· Formación en la fe y práctica sacramental
· Los jóvenes y las vocaciones
· Vida y dignidad de la persona humana
· Diversidad cultural, con énfasis especial en los hispanos
Hasta donde sabemos, esta es la primera organización nacional católica con una representatividad tan amplia y diversa en ministerios e intereses profesionales, con o sin un enfoque étnico o cultural, que haya manifestado de forma tan pública y abierta su intención de caminar con los obispos y de hacer suyas las prioridades de éstos. De hecho, se están retando a sí mismos a reflexionar sobre cómo sus estructuras, ministerios y enfoque pastoral abordan o no dichas prioridades.
Los participantes, de seguro, también lanzarán un reto a las estructuras diocesanas, regionales y nacionales (incluyendo las de USCCB) y a otras asociaciones católicas para que promuevan el liderazgo hispano en todas esas áreas. Se trata de un esfuerzo sincero para pensar y caminar con sus pastores; para dar un paso al frente y ejercer el liderazgo a que están llamados por los pastores, por el pueblo, y simplemente por su proporción en número dentro de la Iglesia.
En contra de lo que algunos han visto, y despreciado, como un esfuerzo por parte de los obispos de ser “políticamente correctos” — por haber hecho del reconocimiento de la diversidad cultural en la Iglesia con énfasis especial en los hispanos una de sus actuales prioridades dentro de su plan quinquenal — los esfuerzos de los obispos estadounidenses por entender, afirmar, guiar y caminar con su diverso rebaño puede que estén empezando a dar fruto.
Decir que una convocatoria del liderazgo católico hispano a este nivel hacía falta desde hace mucho tiempo se queda corto. Los organizadores afirman su “deseo de revivir el espíritu de los Encuentros y de celebrar el décimo aniversario del Encuentro 2000”.
El proceso de los Encuentros guió y proporcionó una visión nacional para la pastoral hispana en el último cuarto del siglo XX. Fruto de ellos — hubo tres — fueron el Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano, la creación de numerosas estructuras parroquiales, diocesanas, regionales y nacionales, muchos planes pastorales locales y numerosas asociaciones para el avance del ministerio hispano.
Cuando los católicos hispanos se preparaban para convocar el que sería su “Cuarto Encuentro” en el año 2000, se les pidió que sacrificaran — por esta vez — el enfoque ad intra étnico/cultural de su proceso de Encuentro y que lo compartieran y lo transformaran en una celebración multicultural del Jubileo 2000. Hubo sus más y sus menos pero, al final, el Encuentro 2000 resultó ser una expresión magnífica y multitudinaria de la catolicidad de la Iglesia, de su unidad en la diversidad en la diversidad. Es justo, pues, celebrar con gozo su décimo aniversario.
Pero los católicos hispanos y el ministerio hispano también necesitan atención y enfoque. Las realidades pastorales de hoy no son las mismas que hace 30 o 40 años. Tampoco los protagonistas son los mismos — tanto los ministros como la gente — ni sus necesidades. Por lo tanto, las estructuras que les sirven, así como su participación y liderazgo en la Iglesia en general, necesitan ser reexaminados a esa luz.
El último Encuentro Nacional de Pastoral Hispana sucedió hace 25 años. Tras el 2000, percibiendo la urgencia de abordar las necesidades particulares del desarrollo del ministerio hispano, los obispos realizaron una consulta al liderazgo. El fruto de este “Simposio 2001” en Colorado Springs, Colorado, fue el documento “Encuentro y misión: Un marco pastoral renovado para el ministerio hispano”, que los obispos ofrecieron como anexo y actualización del Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano de 1987.
Raíces y Alas 2010 promete ser un paso serio en la dirección adecuada; ambicioso, sin duda, pero también necesario.
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El Cardenal Francis George de Chicago, presidente de USCCB, dará la bienvenida y liderará a los participantes en oración el viernes por la mañana. Representarán a los obispos estadounidenses en el diálogo el Monseñor Jaime Soto, obispo de Sacramento, presidente del Comité de Obispos sobre Diversidad Cultural; Mons. José Gómez, Arzobispo Coadjutor de Los Ángeles; Mons. Jerry Barnes, obispo de San Bernardino, CA; Mons. Francisco González, obispos auxiliar de Washington; Mons. Gustavo García Siller, obispo auxiliar de Chicago; y Mons. Felipe Estévez de Miami. Representando a los obispos de Puerto Rico estará Mons. Félix Lázaro, obispo de Ponce.
Otros obispos benefactores y que han dado su apoyo incluyen a: Mons. Timothy Broglio, arzobispo de los Servicios Miliares, USA; Mons. Robert J. Carlson, arzobispo de Saint Louis; Mons. Charles J. Chaput, arzobispo de Denver; Mons. Walter A. Hurley, obispo de Grand Rapids, Michigan; Mons. Edward U. Kmiec, Obispo de Buffalo, Nueva York; Mons. Roger P. Morin, obispo de Biloxi, Mississippi; Mons. Richard E. Pates, obispo de Des Moines, Iowa; Mons. Joseph A. Pepe, obispo de Las Vegas, Nevada; y Mons. Joe S. Vazquez, obispo de Austin, Texas.
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