Tuesday, September 11, 2012

Mother Teresa’s legacy in the Americas and the World


By Norma Montenegro Flynn
( Version en español )
Learning about Mother Teresa’s inspiring life is like looking inside a heart overflowing with kindness and love in its purest form.
Blessed Mother Teresa of Calcutta was a humble and gentle religious sister who dedicated her whole life to help “the poorest of the poor” in India, Latin America and throughout the world. Mother Teresa left this world 15 years ago. However, her legacy continues alive in the hearts of those who are inspired by her humble ways and the magnificence of her deeds.

Journalist and author David Van Biema in his essay,Cosas ordinarias, amor extraordinario: Mother Teresa and Latin America” tells the story of the charitable works of Mother Teresa throughout Latin America. Her sisters help people in places like Tijuana, Mexico, where Missionaries of Charity operate a soup kitchen, a home for the elderly and a shelter for migrants. Today there is even a shrine dedicated to Mother Teresa. Van Biema also describes her journeys through Venezuela, Peru, Chile, Argentina, Brazil and El Salvador, among other Latin American countries.  
Van Biema goes inside the world of this religious sister who exemplified kindness and compassion at its finest in his book, “Mother Teresa: The life and works of a Modern Saint.”  Blessed Teresa went to the slums and places that others would rather avoid. She helped the sick and fed the hungry and the poor. She also planted seeds throughout the world, inspiring men and women who continue following in her footsteps and find the biggest spiritual nourishment in helping those in extreme poverty conditions.

That spiritual nourishment is found when one learns about what motivated Mother Teresa to complete her greatest mission in life: to serve God by helping those in need. 

Click here to read the essay: “Cosas ordinarias, amor extraordinario: Mother Teresa and Latin America
Click here to see pictures of Mother Teresa:
www.facebook.com/USCCBEspanol

El legado de la Madre Teresa en las Américas y el Mundo


Por Norma Montenegro Flynn
(English version)
Conocer la inspiradora vida de Madre Teresa es como dar una mirada a ese corazón lleno de desbordante caridad, y amor en su esencia más pura.
La beata Madre Teresa de Calcuta fue una humilde religiosa que dedicó su vida entera a ayudar a “los mas pobres de los pobres” en la India, en Latino América, y en todo el mundo. 

La Madre Teresa dejo este mundo hace ya 15 años. Sin embargo su legado continúa vivo en los corazones de muchos a quienes su sencillez y el esplendor de sus obras siguen causando inspiración.  

El periodista y escritor David Van Biema, en su artículo,  Cosas ordinarias, amor extraordinario: La Madre Teresa y América Latina  nos cuenta sobre las obras de la beata por toda Latino América, y como sus hermanas religiosas continúan ayudando a los necesitados en lugares tan esenciales como es Tijuana, México, donde las Misioneras de la Caridad fundaron un comedor de beneficencia, un refugio para migrantes, y hoy en día incluso existe un santuario dedicado a la Madre Teresa. Van Biema también nos relata el paso de la beata por Venezuela, Perú, Chile, Argentina, Brasil, y El Salvador, entre otros países de América Latina donde dejó huellas imborrables. 

Van Biema nos transporta al mundo de esta religiosa quien nos enseña lo que es la caridad y compasión en su máxima expresión a través de su libro: “La Madre Teresa: La vida y las obras de una santa moderna”. Madre Teresa fue a los sitios de más profunda pobreza, los que la mayoría de la gente prefiere evadir, socorrió al moribundo  y dio de comer al hambriento. Ella también sembró semillas por todo el mundo, inspirando a hombres y mujeres que continúan siguiendo sus pasos y encuentran entre lo peor de la pobreza, la mas grande riqueza espiritual.
Ese enriquecimiento  espiritual, lo encuentran al descubrir las razones por las que Madre Teresa realizó su gran obra: Honrar a Dios, ayudando al prójimo. 

Ver fotografías de la Madre Teresa aquí: www.facebook.com/USCCBEspanol

Thursday, September 6, 2012

A los católicos les importa. los católicos votan: Introducción


Por Don Clemmer
Más estadounidenses están tornando su atención a la política, específicamente, a las elecciones locales, estatales y federales del 6 de Noviembre y mientras lo hacen, debemos recordar que uno de cada cuatro estadounidenses es católico.
En las elecciones del 2008, los católicos representaron un cuarto del electorado y el grupo más numeroso de una denominación religiosa. Ellos lograron alcanzar esa proeza estadística a pesar de representar menos de un cuarto de la población total.  No solo representan un grupo demográfico formidable, pero un grupo sobre representado a la hora de votar.  Nos gustaría pensar que esta es una señal de que los católicos en Estados Unidos tienden a tener una mentalidad cívica e informada sobre los temas que les afectan a ellos, su país y al resto del mundo.  En resumen, esperemos que sea porque les importa. 
Para suplir la necesidad, este blog inicia el periodo de elecciones con la serie, "A los Católicos les Importa, los Católicos Votan." Mientras los políticos intensifican la retórica, esta serie explorará los temas abordados por los obispos de Estados Unidos en Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles  su documento sobre responsabilidad política.  Esto incluirá desde temas que afectan a la vida y dignidad humana, hasta temas controversiales de preocupación social en nuestro país, hasta los principios que moldean la formación de conciencias e involucramiento cívico de los católicos. 
Esta serie estará disponible para el liderazgo diocesano y parroquial para uso, publicación y circulación en periódicos, boletines, sitios de internet, talleres, etc. 

A los católicos les importa. Los católicos votan: El involucramiento político es el deber de cada católico.


Por Don Clemmer


"¿Porque la Iglesia Católica se involucra en la política?" 
Cuando se expresa en voz alta, el nivel de repugnancia es claramente identificado en esa pregunta. Es una pregunta justa y que surge frecuentemente. Esta asentada en la historia. La gente pregunta, "No se quemó la iglesia numerosas veces cuando se acercó demasiado a varios
reyes medievales y poderes seculares? No fue así como alguna vez se corrompió tanto que provoco la Reforma Protestante?" 
La pregunta que surge hoy, casi sin importar que el tema ha sido abordado por el Papa, los obispos y hasta sacerdotes en las parroquias.  Sandra Day O'Connor una vez bromeo que la definición de un "juez activista" es un "juez que no esta de acuerdo conmigo." De manera similar, la queja sobre la intromisión de la iglesia en la política puede caer convenientemente a lo largo de las líneas políticas. Sin embargo, aun hay algo que decir para quienes desconfían de una Iglesia que parece muy involucrada en temas seculares y de poder.
Los obispos reconocen esto y delinean varias distinciones.  Porque el enfoque de la Iglesia es en principios morales y como estos deberían influenciar posiciones políticas.  La Iglesia toma posiciones firmes sobre temas, pero no endosa partidos políticos o a candidatos. Esta reconoce que los laicos juegan un papel complementario de involucramiento más directo en la política que la jerarquía no debe y no puede jugar. 
El Papa Benedicto XVI puso esto en claro en su primera encíclica, Deus Caritas Est, indicando que "el deber directo de trabajar por una sociedad injusta... es propio de los laicos con fe. Como ciudadanos, ellos son llamados a participar en la vida publica en su capacidad personal.”  

El papa utiliza el término "llamado" que significa no solo un papel a desempeñar, pero un deber.  Aun así uno podría preguntar "¿no parece el involucramiento político algo secundario comparado con mis otras obligaciones a la fe como participar en los Sacramentos y asistir a los pobres?"
En  Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles, los obispos respondieron con una visión de la Iglesia dando a la sociedad un gran servicio.
"Porque somos personas de fe y de razón, es apropiado y necesario para nosotros traer esta verdad esencial sobre la vida y dignidad humana en la vida publica," los obispos dicen.  "Somos llamados a practicar el mandamiento de Dios de 'amarnos los unos a los otros' (Jn. 13:34)." 
El Catecismo de la Iglesia Católica lo dice de otra forma, que es necesario para todos participar en promover el bien común (#1913). De ambas formas, la participación política en su mejor forma, es una expresión de fe compartida en el mundo. 
Los obispos como pastores y maestros, aplican la voz moral de la Iglesia a los temas que afectan la vida y la dignidad humana en la vida publica, y los Católicos como grupo participan en el proceso político a través del voto y según los obispos, “postulándose como candidatos políticos, trabajando en partidos políticos, comunicando sus preocupaciones y posiciones a los políticos electos y siendo miembros de misiones diocesanas, iniciativas de conferencias Católicas estatales, organizaciones comunitarias y de abogacía, y otros esfuerzos para aplicar las enseñanzas morales autenticas en la vida publica.”  
Este es un asunto constante, pero no en el sentido de campañas perpetuas que envenenan tanto el discurso político. Los católicos no son llamados a ser extremadamente partidista librando campañas por dominio político permanente. En verdad, los obispos ofrecen la advertencia que los católicos no deben permitir que sus partidos políticos los lleven a “descuidar o negar verdades morales que son esenciales. 
En vez, los católicos son llamados a ser levadura. El deber de los católicos políticamente involucrados no es solo elegir una postura en el debate político, pero transformarlo. 

A los católicos les importa. Los católicos votan: Es un asunto de conciencia


Por Don Clemmer
"No les decimos por quien votar.  ¡Es que no queremos decirles por quien votar!”  
Eso es lo que expresó un obispo del Medio Oeste de los Estados Unidos luego de una reunión de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) en Baltimore, en Noviembre del 2007.  En esa reunión los obispos habían aprobado abrumadoramente el documento Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles que trata sobre la responsabilidad política.  Su comentario refleja que el documento es, en el fondo, una llamada a los católicos a involucrarse en el proceso político, y no una guía para votar. También refleja la práctica de la iglesia de no patrocinar a ningún partido político ni a ningún candidato.  
Por supuesto que esto no elimina completamente a la Iglesia de la arena política.  Una persona tendría que vivir en un bunker de concreto para no darse cuenta de que los obispos tienen muchas posiciones en cuestiones políticas y en líneas de conductas públicas, desde batallas sobre la libertad religiosa y la definición del matrimonio, a abogar perennemente en contra del aborto, así como por la reforma migratoria y la paz en el Oriente Medio.  Sin duda alguna, los obispos deben tener una noción sobre cuales asuntos deben ser importantes para los católicos cuando van a ejercer el voto. 
Y claro que la tienen,  pero también reconocen que el voto es una elección moral, y que la responsabilidad de esa elección a la larga recae sobre el individuo. Para ayudar a los votantes católicos en esta tarea, el documento Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles hace énfasis en dos principios: una conciencia bien formada, y la virtud de la prudencia. 
Los obispos están prontos a señalar que la conciencia no es un regalo, como se podría creer que es.  No es “algo que nos permite justificar cualquier cosa que queramos hacer, ni tampoco es un “sentimiento” acerca de lo que deberíamos o no hacer.  La conciencia es “la voz de Dios que resuena en el corazón humano” (no hay ninguna intimidación en esto), algo que “siempre requiere tratar de hacer juicios morales sólidos ". 
Para ser un ciudadano fiel se requiere una conciencia bien formada.  Este concepto es tan básico en las enseñanzas de la Iglesia que los obispos lo utilizan en el título del documento.  Formar la conciencia personal es un proceso que siempre está ocurriendo, y que se realiza con la ayuda de la lectura de las Sagradas Escrituras, reflexionando sobre las enseñanzas de la Iglesia, estudiando temas y, por supuesto, orando.  
La prudencia es la virtud que permite a las personas discernir lo que es correcto para luego actuar en situaciones específicas de la vida diaria.  Al igual que una conciencia bien formada, esto conlleva  a algunas advertencias.  Por ejemplo, los católicos deben saber que existen modos moralmente inaceptables de alcanzar objetivos morales (por ejemplo, el fin no justifica los medios).  Los obispos reconocen sin reparos que hay diferentes maneras de responder a los diversos problemas sociales, pero también expresan que nadie está excusado de ayudar a construir un mundo más justo y pacífico. 
De forma enérgica, los obispos también apuntan que siempre se deben rechazar algunos actos intrínsecamente malos, como son por ejemplo el aborto y el racismo.
Y luego está el hecho de que en su esencia, ejercer el voto es el acto moral más imperfecto que las personas pueden realizar dentro del proceso político.  El principio de certeza moral está resumido en esos turbios y desconfiables seres llamados candidatos, que son propensos a contradecirse, y que están influenciados por la opinión pública.  El votante tampoco se puede dar el lujo de decir, "Voy a tomar las posiciones del Candidato A con relación a la  vida humana,  y las posiciones del Candidato B sobre la dignidad humana".  
Enfrentados con todo esto, sería difícil culpar a los obispos si alzan sus brazos y dicen a los laicos católicos: “¡resuélvanlo ustedes!”  La verdad no significa renunciar a la responsabilidad, sino reconocerla.  
Hacer uso de la conciencia y de la prudencia en el proceso político envía el mensaje de que los obispos toman en serio a los fieles católicos de los Estados Unidos al darles este reto.  También  reconocen que los católicos juegan un papel único en la continuada interacción de la Iglesia y la sociedad, y que nadie, ni siquiera los obispos, lo pueden hacer por ellos.

A los católicos les importa. Los católicos votan: La vida humana y la dignidad


Por Don Clemmer
Una cosa simpática ocurrió en camino hacia México.
John Allen reporta, que mientras el Papa Benedicto XVI hablaba a los medios de comunicación a bordo del avión papal al comienzo de su visita a México, tuvo unas palabras fuertes dirigidas hacia algunos católicos: 
"En su entorno personal, son católicos creyentes," dijo el Papa. "Pero en la vida pública siguen otros caminos que no corresponden con los grandes valores del Evangelio y que son necesarios para la base de una sociedad justa.  Es esencial educar a las personas para que puedan superar esta esquizofrenia.  Hay que educarlos no solo sobre la moral individual, sino también sobre la moral pública”.  
Allen señala que los católicos de Estados Unidos ya están probablemente acostumbrados a este tipo de retórica, mayormente dirigida a los políticos católicos que no apoyan las enseñanzas de la Iglesia sobre el aborto en su política pública.  Luego Allen anota que el Papa Benedicto estaba en realidad tocando el tema de la justicia social y la brecha que existe entre ricos y pobres, y de esa forma había tomado los principios del movimiento Pro-Vida y los había aplicado a un amplio espectro de temas. 
Los obispos de los Estados Unidos hacen esencialmente lo mismo en el documento Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles, cuando afirman que todo católico  tiene el deber de mostrar en el ámbito público la verdad sobre la dignidad de cada ser humano, y asimilando lo que la Iglesia enseña guiar sus acciones cívicas. 
En cuanto a cuales son esas enseñanzas, los obispos ofrecen una estructura moral, completa e interconectada, centrada en el derecho a la vida y en la dignidad de la persona humana.  Al igual que el Papa Benedicto, los obispos hacen una proyección más amplia cuando aplican este principio a los asuntos de la política diaria: 
La dignidad humana se opone a los ataques directos a la vida humana, sean estos dirigidos al nonato, o a un civil en una zona de combate. 
Se oponen a la discriminación injusta basada en el color de la piel, cuando se les niega a la personas trabajo, vivienda u otras oportunidades; o decidir que por edad o por enfermedad, se le deba quitar la vida a alguien deliberadamente. 
La dignidad humana manifiesta que las personas no se deben utilizar como medios para obtener un fin, sea para clonar o destruir embriones humanos en nombre de la ciencia; ir a la guerra sin causa justa, torturar a personas en nombre de la seguridad nacional; o terminar deliberadamente con una vida en nombre de la justicia o la compasión.  
Finalmente, creer en la dignidad humana significa que nadie puede permanecer imperturbable al sufrimiento humano generalizado,  sea este por genocidio en el extranjero o por pobreza en el país.  Todos estos temas están incluidos en el llamado de los obispos a los católicos a defender consistentemente la vida humana y la dignidad. 
Por supuesto que esto conlleva a complicaciones y malestares, especialmente cuando se choca de frente con las divisiones ideológicas tradicionales de la política de los Estados Unidos. 
Cuando en el 2008, el Arzobispo Charles Chaput, entonces arzobispo de Denver, se dirigió a un grupo allí reunido, dijo que parecía que "las personas que me atacan cuando hablo en contra del aborto son las mismas que me felicitan cuando hablo en defensa de los inmigrantes y vice versa”.  El arzobispo no estaba demonizando a los que apoyaban a los inmigrantes como personas pro-aborto, o sugiriendo que los pro-vida eran anti-inmigrantes, sino que ponía el ejemplo por la necesidad de una mayor consistencia en los temas sobre la vida humana y la dignidad.  
John Carr, director ejecutivo del departamento Justicia, Paz y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés), ha señalado que cualquier católico que trata de vivir las enseñanzas católicas consistentemente en el ámbito público está sujeto a muy pronto sentirse "políticamente indigente”.  La dificultad que tienen los católicos a enfrentarse con este dilema se refleja en las alianzas políticas fragmentadas y discrepantes que establecen, a veces expresando alguna preocupación de la Iglesia, pero neutralizando u opacando la moralidad de otras.  
Mientras que puede ser tentador tirarle la toalla a este desbarajuste, eso sería una forma demasiado simple de actuar y le daría la espalda al deber que todo católico tiene a involucrarse.  Aunque los católicos estén con frecuencia tan divididos como el resto del país, eso no quiere decir que no puedan constituirse en una fuerza que haga el bien. Así como los católicos son llamados a formar sus conciencias individuales, también pueden convertirse en la voz de la conciencia de todo un proceso político.  La clave es no hablar desde agendas partidistas o ideológicas, sino por convicción que en las palabras de los obispos, ven “a todos los seres humanos como hijos de Dios".

A los católicos les importa. Los católicos votan: La formación de la conciencia por medio de los números


Por Don Clemmer
Los números pueden ser fríos e impersonales. Les falta la profundidad y la tonalidad de las palabras y las ideas. "Me siento como si fuera un número,"  podría decir una persona luchando con un sistema gigantesco o burocrático. 
Pero los números también pueden ser inflexibles pues nos obligan a enfrentarnos con realidades que nos pueden confundir, que son ineludibles y totalmente indeseables. Los que han visto  las cifras saben que son irrefutables y ya no las pueden negar.
En el documento Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles, los obispos también tratan seis áreas que con frecuencia tienen realidades desagradables al igual que cifras desagradables asociadas a ellas.  Dicen los obispos que estas son las cuestiones que, de manera especial, deben sopesar en la conciencia del votante católico:
El aborto y las amenazas a la vida y a la dignidad de los vulnerables, los enfermos y los no deseados
  • Los esfuerzos para obligar a que las organizaciones católicas de cuidado de salud, educación y servicios sociales violen sus conciencias o dejen de servir a los necesitados
  • Esfuerzos para dar una nueva definición a la institución del matrimonio
  • Tratar la crisis económica, el desempleo, la pobreza y el tema de la deuda de forma que protejan a las personas pobres
  • Un sistema de inmigración que no funciona
  • Cuestiones de tipo moral provocados por la guerra, el terror y la violencia, y la necesidad de paz, particularmente para el Oriente Medio 
En los Estados Unidos cada una de estas áreas se acopla y tropieza a la vez con diferentes persuasiones políticas y suposiciones culturales.  Cada una de ellas puede ser exagerada o racionalizada, como convenga a las preferencias políticas y culturales.  Por eso los obispos hacen un llamado a los católicos a formar sus conciencias, orando y reflexionando sobre las Sagradas Escrituras y las enseñanzas católicas, y también estudiando estos temas.
Con respecto a este último punto es asombroso lo que pueden hacer unos pocos números. 
En cuando a vidas humanas inocentes perdidas, se estima que han ocurrido 53 millones de abortos desde su legalización por Roe v. Wade en 1973.  También está el abrupto cero en la cantidad de tratamientos de enfermedades "incurables" que se han desarrollado con células madres cultivadas con embriones humanos que fueron destruidos para poder obtenerlos.  (En cambio, se han realizado 73 tratamientos en los que se han utilizado células madres que no causan daño al donante de célula.) 
Con relación al tema de ofrecer a instituciones católicas la elección entre violar sus conciencias o cerrar sus negocios, la cifra que más claramente ilustra el impacto que esto ocasionaría en la sociedad es probablemente la de 1 de cada 6 personas que son hospitalizadas en los Estados Unidos cada año y que reciben tratamiento en un hospital católico.
Analizando el cuidado ofrecido por las caridades católicas: se han ofrecido servicios de viviendas a 497,732 personas; 38,829 servicios de adopción, 81,866 servicios por adicción; 93,542 servicios por embarazo, así como se han entregado 110,268 comidas en hogares, y  1,420,492 de personas han sido alimentadas en comedores de beneficencia. 
Con relación a la promoción de los obispos en defensa del matrimonio, la estadística más significativa es probablemente que el 27% de los niños de Norteamérica provienen de familias con un solo padre o madre, y que de estos el 62% son niños pobres.
En cuanto a la pobreza, hay 16.2 millones de niños norteamericanos que provienen de hogares que no pueden proveer de suficiente alimentación a todos los miembros de la familia en algún momento del año.  El promedio oficial de pobreza en Estados Unidos es del 15.1 por ciento,  que es el más alto de los últimos 17 años. Y luego está el promedio de 10 meses que un desempleado o subempleado dedica en buscar trabajo.
Hablando de la economía, están los $7 billones que los inmigrantes indocumentados pagan al Seguro Social anualmente ya que se cree que entre el 50 al 75 por ciento de ellos contribuyen con impuestos federales, estatales y locales.
Finalmente, en cuanto a justicia y paz internacional,  el 90 por ciento  de las personas que mueren o quedan mutiladas por minas y explosivos son civiles. Además, entre el 30 y el 40 por ciento de víctimas por minas son niños.  Luego está el 1 por ciento del presupuesto federal que es destinado a ayuda internacional, o el 0.5 por ciento que se emplea en asistencia a la pobreza. Hay 1,550 armas nucleares estratégicas y 700 lanzacohetes en manos de Rusia y los Estados Unidos después de siete años de la ratificación del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (New START Treaty).  Y están las más de 10,000 personas que murieron el año pasado en Egipto, Siria, Yemen, Irak y Bahréin como resultado de la violencia.
Pronto los números comienzan a juntarse y ya solo cuentan parte de la historia (como dice el refrán "Hay mentiras, mentiras malditas y estadísticas”).  Sin embargo, los asuntos planteados por los obispos en su llamado a la responsabilidad política tienen dimensiones humanas y estadísticas reales que por consecuencia deberían provocar a los católicos a hacer su tarea y ajustar sus conciencias.
(Fuentes por párrafo: 1. Guttmacher Institute; USCCB Pro-Life Activities; www.stemcellresearch.org; 2. Catholic Health Association; 3. Catholic Charities USA report; 4. Marriage Unique for a Reason; 5. USDA; USCCB Justice, Peace and Human Development; 6. USCCB Migration and Refugee Services; 7. USCCB Justice Peace and Human Development; New York Times; The Economist; UNHCR; Base de datos Iraq Body Count.) 
 

Wednesday, September 5, 2012

A los católicos les importa. Los católicos votan: La libertad religiosa y las presuposiciones desagradables


Por Don Clemmer
La libertad religiosa es, de entre todos los temas, el patito feo.

 En el documento Formando la Conciencia de los Ciudadanos Fieles, los obispos mantienen seis áreas de preocupación que deben considerar los católicos votantes mientras forman sus conciencias, y que incluyen: el aborto y otras amenazas a la vida humana, un sistema migratorio quebrado, los esfuerzos por darle una nueva definición al matrimonio, la pobreza doméstica y la paz internacional.  Mientras que todas estas áreas afectan a los católicos, también requieren una dinámica que la Iglesia canaliza de acuerdo a lo que está pasando en el resto de la sociedad.

 Por otro lado, la libertad religiosa tiene que ver directamente con la Iglesia y su papel en la sociedad.  Situar esta cuestión junto a los valores fundacionales de la Iglesia nos indica lo importante que es, al igual que la nueva declaración presentada, "La Primera y Más Preciada de Nuestras Libertades."   En esta declaración los obispos celebran lo que vale vivir en un país fundado en el respeto a los derechos de las personas a profesar cualquier creencia religiosa.  También tratan las emergentes amenazas a la libertad religiosa en los Estados Unidos.

 En los años recientes, algunas de estas cuestiones han suscitado la atención de los medios de comunicación, como por ejemplo el mandato de Salud y Servicios Humanos (Health and Human Services)  que obliga a hospitales, asociaciones de caridad y otros afiliados a organizaciones religiosas, a ofrecer cobertura de anticonceptivos en los planes de salud de sus empleados; o dejar sin poder ofrecer servicios de adopción a las Caridades Católicas de Boston, San Francisco y de otros lugares, porque se niegan a situar a niños en hogares con parejas que no están casadas, sean del mismo sexo o de sexos opuestos.

 Para otros, la dimensión de la libertad religiosa es más sutil, como por ejemplo la ley de inmigración de Alabama que hace ilegal que un sacerdote bautice, oiga la confesión, imponga los óleos a los enfermos, o predique la palabra de Dios a un inmigrante indocumentado.

 Mientras los obispos hacen las conexiones entre estos temas tan dispares, algunas de las presuposiciones desagradables que resaltan en ellas salen a relucir.  Por ejemplo…

 Está la asunción de que para poder participar en el ámbito público, es necesario que un grupo o entidad, de alguna forma, acepte ciertos valores culturales.  Esto es evidente en los casos de las Caridades Católicas: "Si quiere ofrecer servicios de adopción, tiene que primero aceptar nuestra visión del matrimonio y la familia”.  Es evidente que en los Servicios de Migración y Refugiados de los obispos relacionados con tráfico humano, se están perdiendo contratos con el gobierno: “Si quiere hacer este trabajo tan beneficioso, debe ofrecer y/o referir personas a abortos y anticonceptivos”.  En el mandato de la HHS está especificado: "Si quiere servir al bien común y tener planes de salud para empleados tiene que…” etc.

 Está la suposición de que de pronto el gobierno puede dictar lo que es religioso y lo que no lo es.  En el mandato del HHS, las iglesias y lugares de culto están exentos de impuestos, pero las organizaciones afiliadas con fines religiosos que hacen el bien, como son los hospitales, las universidades, las caridades y otros servicios sociales, no están exentos.  Entonces, ¿ve el gobierno a estas organizaciones como menos religiosas porque se dedican a dar un servicio en vez de realizar un culto religioso?  Los católicos sabemos que cumplir el mandato del Evangelio de servir a aquellos que pasan necesidad es parte de ser católico, como lo es también ir a misa.

 Esto está relacionado con la idea de que la libertad de religión solo significa “libertad de culto”.  De nuevo, los obispos ven esto como una definición de la religión bastante deficiente.  En su nueva declaración, escriben: "La libertad religiosa no se refiere solamente a poder ir a misa el domingo, o rezar el rosario en casa.  Se trata de poder contribuir al bien común de todos los norteamericanos.  ¿Podemos llevar a cabo las buenas obras que nos pide nuestra fe sin tener que hacer concesiones con esa misma fe?”

Una última y particularmente insolente y desagradable asunción es el rechazo cultural a la importancia del trabajo de la Iglesia y de la religión en general.  "¿No quieren las Caridades Católicas acceder a esta nueva ley del matrimonio?  Muy bien. ¿Para qué las necesitamos? “¿No quiere la Iglesia ofrecer abortos ni esterilizaciones en sus hospitales?" Está bien. Ya nos pueden dar las llaves".

Se necesita tener un carácter especial para quedarse indiferente ante las contribuciones de una institución que tan solo en el 2010 ofreció: 7,146,490 servicios de comida; 497,732 albergues; 405,848 servicios de consejería; 323,312 servicios de inmigración; 81,866 servicios por adicción; 93,542 servicios por embarazos, y 38,829 servicios de adopción. (Fuente: Caridades Católicas  USA (Catholic Charities USA).

 Megan McArdle, en un artículo sobre el mandato de la HHS publicado en The Atlantic, lo desarrolló bellamente apuntando: "Parece que estas personas viven en un universo diferente al que yo no tengo acceso, en donde hay una superabundancia de organizaciones seculares que se desviven por ofrecer servicios de primera calidad a enfermos, pobres y desposeídos”.

 Los propios obispos también señalan en su declaración: "No contribuye al bienestar común tratar las obras buenas de los creyentes religiosos como si fueran una amenaza a la vida en común.  Por el contrario, estas obras son necesarias para funcionar debidamente”.

 Es por eso que la libertad religiosa le debe importar al votante católico, porque está directamente conectada a la capacidad que tiene la Iglesia de defender y trabajar por el bien común en el ámbito público.  Por lo tanto, para los ciudadanos fieles, la libertad religiosa se encuentra en un lugar preponderante.

A los católicos les importa. Los católicos votan: Fortalecer y defender el matrimonio es una cuestión de justicia


Por Bethany Meola
El matrimonio es claramente un asunto importante para los católicos.

Muchos que no son católicos saben que la Iglesia Católica no reconoce el divorcio y que es importante para los católicos estar casados por la  Iglesia.  Ahondando en las enseñanzas de la Iglesia, las Sagradas Escrituras están llenas de referencias al matrimonio, y la Iglesia lo presenta como una vocación y como uno de los Sacramentos, un signo visible de la gracia de Dios.

Lo que es más sorprendente es que para los católicos el matrimonio es también un asunto clave en la política pública, y por ello es uno de seis puntos formulados por los obispos de los Estados Unidos al emitir el documento Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles, que es su llamamiento a la responsabilidad política.  Esto significa que el matrimonio no es algo que importa solamente a la doctrina de la Iglesia y a la vida privada de las personas que contraen matrimonio, sino que es importante para toda la sociedad.

Y es importante porque el matrimonio afecta al bien común.  Es más, los dos conceptos, el matrimonio y el bien común, se entrecruzan y son inseparables.  Como anotó el Concilio Vaticano II, “El bien del individuo y de una comunidad, así como el de la sociedad cristiana y humana, están íntimamente conectados con la condición saludable que les da el matrimonio y la familia”.  Es más, como de la unión del esposo con la esposa, de forma única, se le da la bienvenida al mundo a una nueva vida, la Iglesia  describe al matrimonio como “la condición” para la existencia de la sociedad.

 La familia  fundada en el matrimonio juega un papel educacional profundo en la sociedad.  El Papa Juan Pablo II señaló que la familia “es la escuela primera e insustituible en la estructura social,” en la que cada persona “aprende lo que significa amar y ser amado, y por ello lo que  verdaderamente significa ser persona.”  De la total entrega y unión entre el esposo y la esposa emana la “dinámica del amor”.

 Todas las personas deberían tener la inquietud de mantener el bienestar del matrimonio por su contribución singular a la sociedad.  En Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles, los obispos anotan que, en vista de las trágicas consecuencias, especialmente para los hijos, de la desintegración o desaparición del matrimonio, “el tomar medidas sobre impuestos, trabajo, divorcio, inmigración y asistencia social debería ayudar a que las familias permanecieran unidas”. También los obispos abogan por salarios que “permitan a los trabajadores a proporcionar el sustento a sus familias” y por la asistencia pública a familias que pasan necesidad.

Además de urgir la promulgación de políticas que fortalezcan a los matrimonios y las familias, los obispos están profundamente preocupados por la intensificación de “los esfuerzos para establecer una nueva definición del matrimonio, como son las propuestas de eliminar la diferencia sexual en el matrimonio.  Esto no es un matrimonio “que se expande”,  sino que, como lo ven los obispos, le da una nueva definición y lo destruye.  La diferencia de sexos no es un componente opcional del matrimonio, sino un elemento esencial,  enraizado en la naturaleza de la persona humana que los creó hombre y mujer.

Tanto los obispos de los Estados Unidos como el Papa Benedicto XVI han expresado que defender el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer es, como lo enseñó el Papa en  su  plática Ad Limina, “es un asunto de justicia, ya que tiene que ver con salvaguardar el bien de toda la comunidad humana y los derechos de padres e hijos por igual”.  Defender el matrimonio hace justicia al hijo ofreciéndole a él o ella la mejor posibilidad para conocer y saberse amado por su madre y su padre juntos.  En contraste, darle una nueva definición al matrimonio afirma que las madres y los padres son intercambiables y le niega al hijo el derecho a conocer un padre y una madre.  También empaña la esencia del matrimonio, que es la unión del esposo y la esposa basada en la diferencia sexual.

 Defender el matrimonio puede ser difícil y muchas veces incómodo en el clima cultural de nuestros días, pero es esencial para el bien del matrimonio y del bien común, y especialmente para el bienestar de los hijos.  La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos o USCCB (por sus siglas en inglés) ofrece recursos para ayudar a los católicos a comprender y expresar lo que es el matrimonio y porque es importante.  Preservar, fortalecer y defender el matrimonio son temas de justicia que deben importar a todos.

Bethany Meola es especialista del Subcomité para la Promoción y Defensa del Matrimonio de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.