Wednesday, September 5, 2012

A los católicos les importa. Los católicos votan: Fortalecer y defender el matrimonio es una cuestión de justicia


Por Bethany Meola
El matrimonio es claramente un asunto importante para los católicos.

Muchos que no son católicos saben que la Iglesia Católica no reconoce el divorcio y que es importante para los católicos estar casados por la  Iglesia.  Ahondando en las enseñanzas de la Iglesia, las Sagradas Escrituras están llenas de referencias al matrimonio, y la Iglesia lo presenta como una vocación y como uno de los Sacramentos, un signo visible de la gracia de Dios.

Lo que es más sorprendente es que para los católicos el matrimonio es también un asunto clave en la política pública, y por ello es uno de seis puntos formulados por los obispos de los Estados Unidos al emitir el documento Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles, que es su llamamiento a la responsabilidad política.  Esto significa que el matrimonio no es algo que importa solamente a la doctrina de la Iglesia y a la vida privada de las personas que contraen matrimonio, sino que es importante para toda la sociedad.

Y es importante porque el matrimonio afecta al bien común.  Es más, los dos conceptos, el matrimonio y el bien común, se entrecruzan y son inseparables.  Como anotó el Concilio Vaticano II, “El bien del individuo y de una comunidad, así como el de la sociedad cristiana y humana, están íntimamente conectados con la condición saludable que les da el matrimonio y la familia”.  Es más, como de la unión del esposo con la esposa, de forma única, se le da la bienvenida al mundo a una nueva vida, la Iglesia  describe al matrimonio como “la condición” para la existencia de la sociedad.

 La familia  fundada en el matrimonio juega un papel educacional profundo en la sociedad.  El Papa Juan Pablo II señaló que la familia “es la escuela primera e insustituible en la estructura social,” en la que cada persona “aprende lo que significa amar y ser amado, y por ello lo que  verdaderamente significa ser persona.”  De la total entrega y unión entre el esposo y la esposa emana la “dinámica del amor”.

 Todas las personas deberían tener la inquietud de mantener el bienestar del matrimonio por su contribución singular a la sociedad.  En Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles, los obispos anotan que, en vista de las trágicas consecuencias, especialmente para los hijos, de la desintegración o desaparición del matrimonio, “el tomar medidas sobre impuestos, trabajo, divorcio, inmigración y asistencia social debería ayudar a que las familias permanecieran unidas”. También los obispos abogan por salarios que “permitan a los trabajadores a proporcionar el sustento a sus familias” y por la asistencia pública a familias que pasan necesidad.

Además de urgir la promulgación de políticas que fortalezcan a los matrimonios y las familias, los obispos están profundamente preocupados por la intensificación de “los esfuerzos para establecer una nueva definición del matrimonio, como son las propuestas de eliminar la diferencia sexual en el matrimonio.  Esto no es un matrimonio “que se expande”,  sino que, como lo ven los obispos, le da una nueva definición y lo destruye.  La diferencia de sexos no es un componente opcional del matrimonio, sino un elemento esencial,  enraizado en la naturaleza de la persona humana que los creó hombre y mujer.

Tanto los obispos de los Estados Unidos como el Papa Benedicto XVI han expresado que defender el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer es, como lo enseñó el Papa en  su  plática Ad Limina, “es un asunto de justicia, ya que tiene que ver con salvaguardar el bien de toda la comunidad humana y los derechos de padres e hijos por igual”.  Defender el matrimonio hace justicia al hijo ofreciéndole a él o ella la mejor posibilidad para conocer y saberse amado por su madre y su padre juntos.  En contraste, darle una nueva definición al matrimonio afirma que las madres y los padres son intercambiables y le niega al hijo el derecho a conocer un padre y una madre.  También empaña la esencia del matrimonio, que es la unión del esposo y la esposa basada en la diferencia sexual.

 Defender el matrimonio puede ser difícil y muchas veces incómodo en el clima cultural de nuestros días, pero es esencial para el bien del matrimonio y del bien común, y especialmente para el bienestar de los hijos.  La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos o USCCB (por sus siglas en inglés) ofrece recursos para ayudar a los católicos a comprender y expresar lo que es el matrimonio y porque es importante.  Preservar, fortalecer y defender el matrimonio son temas de justicia que deben importar a todos.

Bethany Meola es especialista del Subcomité para la Promoción y Defensa del Matrimonio de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

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