Por Don Clemmer
"No les
decimos por quien votar. ¡Es que no queremos decirles por quien votar!”
Eso es lo que expresó un obispo del Medio Oeste de los Estados Unidos luego
de una reunión de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos
(USCCB por sus siglas en inglés) en Baltimore, en Noviembre del 2007. En esa reunión los obispos habían aprobado
abrumadoramente el documento Formando
la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles que trata sobre la responsabilidad política.
Su comentario refleja que el documento
es, en el fondo, una
llamada a los católicos a involucrarse en el proceso político, y no una guía
para votar. También refleja la práctica de la iglesia de no patrocinar a ningún
partido político ni a ningún candidato.
Por supuesto que esto no elimina completamente a la Iglesia de la arena
política. Una persona tendría que vivir
en un bunker de concreto para no darse cuenta de que los obispos tienen muchas
posiciones en cuestiones políticas y en líneas de conductas públicas, desde
batallas sobre la libertad religiosa y la definición del matrimonio, a abogar perennemente
en contra del aborto, así como por la reforma migratoria y la paz en el Oriente
Medio. Sin duda alguna, los obispos deben
tener una noción sobre cuales asuntos deben ser importantes para los católicos
cuando van a ejercer el voto.
Y claro que la tienen, pero también
reconocen que el voto es una elección moral, y que la responsabilidad de esa elección
a la larga recae sobre el individuo. Para ayudar a los votantes católicos en
esta tarea, el documento Formando la
Conciencia para ser Ciudadanos Fieles hace énfasis en dos principios: una
conciencia bien formada, y la virtud de la prudencia.
Los obispos están prontos a señalar que la conciencia no es un regalo, como
se podría creer que es. No es “algo que nos permite justificar cualquier cosa que queramos hacer,
ni tampoco es un “sentimiento” acerca de lo que deberíamos o no hacer. La conciencia es “la voz de Dios que resuena
en el corazón humano” (no hay ninguna intimidación en esto), algo que
“siempre requiere tratar de hacer juicios morales sólidos ".
Para ser un ciudadano fiel se requiere una conciencia bien formada. Este concepto es tan básico en las enseñanzas
de la Iglesia que los obispos lo utilizan en el título del documento. Formar la conciencia personal es un proceso
que siempre está ocurriendo, y que se realiza con la ayuda de la lectura de las
Sagradas Escrituras, reflexionando sobre las enseñanzas de la Iglesia,
estudiando temas y, por supuesto, orando.
La prudencia es la virtud que permite a las personas discernir lo que es correcto
para luego actuar en situaciones específicas de la vida diaria. Al igual que una conciencia bien formada, esto
conlleva a algunas advertencias. Por ejemplo, los católicos deben saber que existen
modos moralmente inaceptables de alcanzar objetivos morales (por ejemplo, el
fin no justifica los medios). Los
obispos reconocen sin reparos que hay diferentes maneras de responder a los
diversos problemas sociales, pero también expresan que nadie está excusado de
ayudar a construir un mundo más justo y pacífico.
De forma enérgica, los obispos también apuntan que siempre
se deben rechazar algunos actos intrínsecamente
malos, como son por ejemplo el aborto y el racismo.
Y luego está el hecho de que en su esencia, ejercer el voto es el acto moral
más imperfecto que las personas pueden realizar dentro del proceso político. El principio de certeza moral está resumido en
esos turbios y desconfiables seres llamados candidatos, que son propensos a
contradecirse, y que están influenciados por la opinión pública. El votante tampoco se puede dar el lujo de decir,
"Voy a tomar las posiciones del Candidato A con relación a la vida
humana, y las posiciones del Candidato B sobre la
dignidad humana".
Enfrentados con todo esto, sería difícil culpar a los obispos si alzan sus brazos
y dicen a los laicos católicos: “¡resuélvanlo ustedes!” La verdad no significa renunciar a la
responsabilidad, sino reconocerla.
Hacer uso de la conciencia y de la prudencia en el proceso político envía
el mensaje de que los obispos toman en serio a los fieles católicos de los
Estados Unidos al darles este reto. También
reconocen que los católicos juegan un
papel único en la continuada interacción de la Iglesia y la sociedad, y que nadie,
ni siquiera los obispos, lo pueden hacer por ellos.
No comments:
Post a Comment