Por Obispo Eusebio Elizondo, MSpS
En 1986, el Congreso aprobó el Acta denominada Immigration Reform and Control Act (IRCA), la última ley en este país que concedió un estatus legal y ciudadanía a inmigrantes indocumentados. Aunque fue denunciada por algunos como un fracaso, un efecto positivo de la ley fue el impacto que tuvo en los salarios y la movilidad económica ascendente de trabajadores inmigrantes.
Para explicar, los salarios para trabajadores indocumentados que ganaron un estatus legal bajo IRCA aumentó un 15 por ciento en los cinco años después que fue promulgado. Porque? Porque estos trabajadores recién legalizados estaban mejor capacitados para reafirmar sus derechos en el lugar de trabajo, todos los empleadores fueron obligados a seguir las mismas reglas y pagarles salarios competitivos.
A largo plazo, la legalización IRCA llevó a la reducción de la pobreza entre comunidades inmigrantes, conforme los beneficiados lograron acceso a educación, experiencia laboral y obtuvieron trabajos mejor pagados. Por ejemplo, un 27 por ciento de inmigrantes de entre 16 y 24 años beneficiados por IRCA vivían bajo el nivel de pobreza federal en 1990; y en el 2006, solamente el 15 por ciento vivía bajo el nivel de pobreza.
La aprobación de una reforma migratoria en el 2014 tendría el mismo impacto. Porque debido a su falta de estatus legal, aproximadamente 20 por ciento de trabajadores indocumentados (y sus familiares) en industrias de bajos niveles de especialización viven actualmente por debajo del nivel de la pobreza. Un estudio de la Universidad de California Los Angeles (UCLA) mostró que durante tres años después del programa de legalización, trabajadores indocumentados experimentarían un aumento de ingresos de 30 a 36 mil millones de dólares. Eso tendría beneficios para todos los ciudadanos estadounidenses porque generaría de 4.5 a 5.4 mil millones de dólares en ingresos fiscales y gastos del consumidor suficientes para mantener a casi 900,000 empleos.
Una ley de reforma migratoria también ayudaría a reducir el déficit del gobierno estadounidense. La medida S. 744 aprobada recientemente por el Senado estadounidense, reduciría el déficit federal por $158 mil millones de dólares para el año 2023, debido al aumento de ingresos fiscales y actividad económica.
La reforma migratoria es positiva tanto para trabajadores inmigrantes y sus familias, como para ciudadanos estadounidenses. Mantener a trabajadores indocumentados en las sombras limita su habilidad para contribuir completamente a nuestra economía y les impide salir de la pobreza. Esto daña a la comunidad entera, al impedir que inmigrantes y sus hijos – los futuros líderes de nuestra nación– alcancen la oportunidad de disfrutar del potencial que Dios les ha brindado.
Sacarlos de las sombras permitiría a inmigrantes indocumentados obtener una educación, iniciar empresas propias, y crear fuentes de empleo, un beneficio económico a largo plazo para nuestro país. Aún más importante, les permitiría vivir completa y dignamente como miembros de nuestro país.
Al momento que nuestros oficiales electos consideran una reforma migratoria, sería sensato que incluyan un camino a la ciudadanía, para que los trabajadores inmigrantes indocumentados asistan en el robustecimiento de la economía futura y se beneficien todos los estadounidenses.
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Obispo Eusebio Elizondo, M.Sp.S., es miembro de los Misioneros del Espíritu Santo, es obispo auxiliar de Seattle y presidente del Comité sobre Migración de USCCB.
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