Tuesday, August 27, 2013

El Papa Francisco y la desigualdad económica: cinco citas esenciales





Por Obispo Robert McElroy


Cinco meses son nada en la vida de una institución que “piensa en siglos” como la iglesia católica. Por eso es casi milagroso que El Papa Francisco, en el tiempo corto desde su elección, ha acumulado tanta enseñanza sobre un tema: la desigualdad económica. También se enfoca en este tema la Declaración del día del trabajo, escrito por Obispo Stephen E. Blaire de Stockton, California, Presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.


Tres días después de su elección, El Papa Francisco ligó su selección de nombre a San Francisco de Asís y dijo, “¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!” Esto comenzó una fuente de comentarios sobre la desigualdad económica y la respuesta de la iglesia. Aquí hay cinco citas esenciales del Papa Francisco sobre este tema y la razón de la importancia de cada una:


 

1. “Mientras las ganancias de unos pocos van creciendo exponencialmente, las de la mayoría disminuyen. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, negando el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas.” -- Discurso a unos embajadores Vaticanos nuevos, 16 de mayo


Esta cita lo cubre todo. Demasiado dinero cae en manos de poca gente, mientras que la gran mayoría lucha para sobrevivir. Esto es un resultado directo de ideologías que ponen al mercado libre por encima de todo, incluyendo la obligación del gobierno para asegurar la satisfacción de necesidades básicas humanas. El Santo Padre dice que el dinero tiene que servir, y no dominar. Algunos comentarios han notado que Francisco, que pone énfasis en su papel como Obispo de Roma, dió importancia en llamarse El Papa en ese discurso.

2. Toda teoría o acción económica y política debe emplearse para suministrar a cada habitante de la tierra ese mínimo de bienestar que consienta vivir con dignidad, en la libertad, con la posibilidad de sostener una familia, educar a los hijos, alabar a Dios y desarrollar las propias capacidades humanas. Esta es la cuestión principal. Sin esta visión, toda la actividad económica no tendría sentido. -- carta al Primer Ministro David Cameron, con ocasión del cumbre del G8, 17-18 de junio.


Esta cita refleja el tema de enseñanza social católica, desde Rerum Novarum (1891), que la gente debe estar al centro de cada sistema económico.


3. “Esto pasa hoy: si las inversiones en las bancas caen un poco... tragedia... ¿qué hacer? Pero si mueren de hambre las personas, si no tienen qué comer, si no tienen salud, ¡no pasa nada! ¡Ésta es nuestra crisis de hoy!” -- Palabras a la vigilia de Pentecostés, 18 de mayo

Aquí El Papa Francisco obviamente critica las prioridades de la sociedad. ¿Cómo nos hemos alienado tanto de nuestra humanidad que valoramos el destino de un banco más que una vida humana? Nuestra cultura Americana ha realizado tanto bueno a través de la creatividad y la innovación, pero nuestra cultura también sufre bajo un materialismo penetrante y corrosivo.


4. “¡Pero recordemos bien que el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre!” --Audiencia general, 5 de junio.

No es solo nuestras pólizas que no hacen caso a los pobres, sino nuestros hábitos también. Luego El Papa Francisco critica la “cultura del descarte” que valora personas en relación a sus capacidades de consumir y desvalora lo demás. Tenemos que darnos cuenta que nuestros modos de vida muchas veces fortalecen la desigualdad grotesca de sueldo y estándares de vida que nos rodean. Principalmente, tenemos que examinar esos aspectos de nuestras vidas donde hemos caído en la tentación del materialismo, y tenemos que cambiar nuestro corazón.


5. “Tantos de nosotros, me incluyo también yo, estamos desorientados, no estamos ya atentos al mundo en que vivimos, no nos preocupamos, no protegemos lo que Dios ha creado para todos y no somos capaces siquiera de cuidarnos los unos a los otros. Y cuando esta desorientación alcanza dimensiones mundiales, se llega a tragedias como ésta a la que hemos asistido.” --Homilía, 8 de Julio


Estas palabras habló El Papa en Lampedusa, la isla italiana donde un barco lleno de migrantes africanos, buscando una vida mejor, hundió, causando la muerte de cientos. En nuestros corazones nos damos cuenta de la extrema pobreza que existe en las naciones más pobres del mundo. Pero respondemos muchas veces, en vez de con justicia o caridad, por no prestar atención a los gritos de dolor y las escenas de sufrimiento en medio del pobre, para no tener que explorar el carácter de nuestra sociedad, nuestras preferencias. De esta manera, todos volvemos a ser participantes en la “globalización de la indiferencia,” como dice El Papa Francisco.

Por la gracia de Dios, podemos contestar la llamada del Papa Francisco de construir una cultura de encuentro, en que nos vemos cada uno con la dignidad regalada por Dios.
 
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El Obispo McElroy es obispo auxiliar en el Arquidiócesis de San Francisco y miembro del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

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