Tuesday, August 6, 2013

Llevando a Jesús al Vecindario





Por Diácono Arnaldo Antonio Santos

Como un nuevo diácono, recibí una asignación diocesana para trabajar con un ministerio juvenil. Ya lo esperaba, pues sentí el llamado a trabajar con la juventud aun antes de volverme diácono. Como un ex trabajador civil y recién retirado detective policial, siempre me sentí llamado a ayudar a las almas perdidas que buscan que alguien los comprenda.

La encíclica Redemptoris Missio del Papa Juan Pablo II hace un llamado a la nueva evangelización, una nueva misión de trabajo para aquellos que conocen a Dios y Su misericordia, aunque no estén completamente entregados a su fe. Como un diácono, he aprendido distintas formas de evangelizar a través de retiros, acercarme a hermanos y hermanas separados, ayudar y guiar a jóvenes, y alcanzar a miembros de pandillas. Si, dije a miembros de pandillas.

Encuentro más fácil alcanzar a individuos involucrados en pandillas como diacono, que cuando era policía. Porque? Cuando un pecador grave se siente rechazado, juzgado y condenado por nosotros, entonces el pecador es menos propenso a arrepentirse y regresar a Dios.

He visto individuos que se han perdido en las pandillas y que regresan a la iglesia, se arrepienten, reciben los sacramentos y se liberan del cautiverio del mundo de las pandillas. Esto ocurrió cuando pude guiarlos con la oración, paciencia, moderación y amor filial. Como un detective de policía yo era respetado, pero los consejos que daba a jóvenes en problemas no eran aceptados fácilmente. Como policía, yo era juzgado por las personas que se sentían condenadas. Ellos sentían que no era posible que yo los entendiese o les tuviese alguna simpatía.

Haber sido ordenado diacono cambió mi vida. Tengo una nueva confianza al verme convertirme en un más devoto cristiano y sirviente de la iglesia. No me refiero a que no encuentre retos en el camino. El mayor reto que he enfrentado es trabajar con católicos que han tenido poca o ninguna catequesis. A ellos, busco presentarles nuevamente a Cristo. Muchos piensan que la palabra de Dios no les habla a ellos. También debo enfocar en las enseñanzas fundamentales de la iglesia y predicar la verdad sin dorar la píldora. Como sirviente de Dios, encuentro estos retos y rezo tanto como trabajo para ayudar a traer de vuelta al redil a las ovejas perdidas y ayudar a quienes continúan en la iglesia a que logren un entendimiento completo y amor hacia Dios.

Como diácono, esposo y padre, mi experiencia más significativa fue el día que fui ordenado, el 21 de mayo 2011, cuando a través de la invocación del Espíritu Santo y la imposición de manos, el Obispo Joseph A. Galante me ordenó como diacono en la Diócesis de Camden, New Jersey. Mi esposa e hijos estuvieron presentes ese día. Como familia también servimos a la iglesia en un ministerio renovado denominado “Jóvenes por Cristo”. He tenido el privilegio de liderar exposiciones del Santísimo Sacramento, predicar y enseñar junto con mi esposa. Mis dos hijos tocan instrumentos musicales y cantan mensajes motivadores en nuestra banda “Voces de Alabanza”. Mi diaconado se ha difundido a toda la familia.



---

Arnaldo Antonio Santos es un diácono para la Diócesis de Camden, New Jersey y un detective policial jubilado.

1 comment:

jenny said...

good to see deacons like you working with young people...