Por
Carolyn Woo, PhD
He
visto muchas caras de la pobreza en mis viajes con Catholic Relief Services
(CRS), primero como miembro de la junta y ahora como presidente, al visitar
proyectos alrededor del mundo donde trabajamos con los más pobres de los
pobres, tratando de ayudarles a mejorar sus vidas.
Lo
que se ve es personas como usted o como yo, que anhelan un mejor futuro para
sus niños. Se observan personas que quieren tener lo suficiente para comer,
encontrar tratamiento cuando están enfermos, y tener cuidado cuando son
ancianos. Pero a pesar de la incertidumbre, ellos todavía emanan la alegría del
amor de una familia, el apoyo de una comunidad, y la profundidad de su fe. Eso
es lo que les hace sonreír, lo que los hace cantar de alegría, y pone humor en
sus palabras.
La
pobreza es compleja. Por eso nos apoyamos en un principio importante de las
enseñanzas sociales católicas: el desarrollo humano integral. Esto significa
que no podemos pasar por desapercibido cualquier parte de la persona: física,
psicológica, política, espiritual. Todas van de la mano.
¿Como
funciona eso en la práctica? Si usted escuchara sobre niños que no van a la
escuela usted podría decidir construir escuelas y contratar maestros. La falta
de educación es un tema muy amplio: casi mil millones de personas iniciaron el
siglo XXI sin poder leer un libro o
escribir su nombre. Más de 100 millones de niños de edad escolar no van a la
escuela.
A veces para lograr que los niños vayan a la
escuela es necesario construir un pozo. Ya que algunos de esos niños no van a
la escuela porque sus familias los necesitan para acarrear agua, lo que puede
tomar varias horas si el pozo está lejos de sus viviendas. Perforar un pozo
cercano facilita el acceso al agua. Los niños pueden ir a la escuela. Y a la
vez se aborda otro problema muy extenso en el mundo subdesarrollado: casi mil
millones de personas no tienen acceso a agua sin contaminación.
Los
niños pueden no ir a la escuela porque están enfermos y necesitan una clínica
de salud. Cada seis millones de niños menores de cinco años mueren de
enfermedades que se pueden prevenir como malaria y diarrea. Su mal puede
deberse a la falta de acceso a instalaciones con estándares sanitarios básicos,
esa es la situación para más de 2.5 mil millones de personas en el mundo
actualmente. Otra causa puede ser que no tienen suficiente para comer, esa es
la realidad para 800 millones de personas diariamente.
Se
ha visto progreso. En el 2011, se estimó que unos 6.9 millones de niños
murieron antes de cumplir los cinco años, comparado a unos 12 millones en 1990.
Esto aún es trágico pero estamos progresando.
Aún
con una escuela, los niños pueden necesitar ser alimentados. Tal vez necesitan
aprender sobre higiene para prevenir enfermedades gastrointestinales. Todas
estas cosas deben considerarse para combatir la pobreza. De eso se trata el
desarrollo humano integral.
Trabajando
con los pobres se aprende a hacer esto correctamente. Por eso CRS siempre crea
coaliciones con grupos locales, frecuentemente católicos. Los grupos locales
nos ayudan a asegurar que los programas y servicios que CRS provee satisfacen las
necesidades de cada comunidad asistida. Eso requiere aceptar a los pobres de
manera equitativa, y comprender que ellos saben mejor que uno que es lo que necesitan
para salir del ciclo de la pobreza.
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Carolyn Y. Woo.
Ph.D. es presidente y CEO de Catholic Relief Services.
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