Thursday, May 30, 2013

La Libertad Religiosa en nuestras comunidades




Por Norma Montenegro Flynn


Muchos se preguntan porque importa la libertad religiosa si vivimos en un país donde los católicos o cristianos no sufren amenazas o persecuciones. Además, ¿no está esa libertad garantizada entre los derechos constitucionales de este país? Aunque en Estados Unidos gozamos de esas y otras protecciones basadas en la Constitución, es importante proteger ese derecho que va más allá de reunirnos en las iglesias a orar y alabar a Dios.

Durante la Quincena por la Libertad a realizarse del 21de Junio al 4 de Julio, tendremos la oportunidad de unirnos a los eventos organizados por las diócesis y parroquias del país y unir nuestras voces en apoyo de esta libertad imprescindible.

La libertad religiosa consiste en el derecho que tienen las iglesias, organizaciones y grupos religiosos de ayudar a los enfermos y otros necesitados sin preguntar a qué religión pertenecen o si viven legalmente en el país, y no negarles la ayuda por esas y otras razones. Debemos recordar que la libertad religiosa también incluye poder contribuir al bien común de los demás sin tener que comprometer nuestra fe.

Un ejemplo que impacta a muchas comunidades de inmigrantes recientes tiene que ver con leyes estatales de inmigración recientemente aprobadas. Los estados de Alabama, Arizona, Georgia, Oklahoma, Carolina del Sur y Utah han promulgado leyes que prohíben “dar refugio” a inmigrantes indocumentados. Lo que esas leyes consideran “dar refugio” a indocumentados, la iglesia lo considera como caridad cristiana y cuidado pastoral. Por ejemplo, animar o transportar a indocumentados para que asistan a la misa, o invitarlos a reuniones de grupos de rehabilitación, de grupos de oración y hasta de preparación pre-matrimonial. Esas leyes afectan la libertad religiosa porque prohíben y condenan ciertas obras de caridad cristiana y de cuidado pastoral.

Aquí va otro ejemplo claro: La trata de personas o tráfico humano, es un campo donde la Iglesia Católica ha trabajado fuertemente, pero sus acciones se han visto limitadas debido a sus creencias religiosas. El Servicio de Migración y Refugiados (MRS) de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), ha brindado ayuda a niños y adultos que han sido víctimas de tráfico humano. La mayoría provienen de México, Tailandia, India y Haití; estas víctimas han sido explotadas en granjas, hoteles, casinos, viviendas privadas, spas y otros establecimientos clandestinos donde realizaban trabajos forzados o eran explotados sexualmente.

A pesar de la excelente labor que por años realizó MRS administrando la contratación de servicios para las víctimas del tráfico humano, en el 2011 el gobierno federal cambió las especificaciones de contrato y le exigió que les proporcionara o remitiera a “servicios de anticonceptivos y abortos,” los cuales van en contra de la doctrina católica. Como resultado, MRS fue descalificada de un contrato gubernamental por sus creencias religiosas.

La libertad religiosa también influye en otros rubros de nuestras vidas, como son la necesidad de proteger el matrimonio como un sacramento entre un hombre y una mujer. En Illinois, Boston, San Francisco, y Washington los programas de adopción de Caridades Católicas fueron eliminados porque esas organizaciones no violarían sus creencias religiosas ante la exigencia de colocar a los niños en hogares de parejas del mismo sexo o de parejas de sexos opuestos que no están casadas.

Finalmente, el mandato del departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) obliga a organizaciones religiosas y dueños de negocios a actuar en contra de sus valores religiosos y proveer acceso a servicios de esterilización, anticonceptivos y hasta fármacos abortivos para sus trabajadores. Este punto no trata de que si las mujeres tienen derecho o no a utilizar esos métodos, el punto es que una regulación del gobierno obliga a las personas a actuar en contra de sus valores y creencias religiosas.

La libertad religiosa es una base fundamental en nuestras vidas, por eso es importante unirnos al llamado de los obispos y grupos que la defienden y valoran.



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